El día 18 del mes de enero del año dos mil diez, cuando solo habían transcurrido seis días del terremoto que devasto a Haití, escribí y publique por este mismo medio un articulo que titule: Haití ante una gran oportunidad sin descuidar su dolor . En el hice algunos planteamientos, siendo la razón principal de aquel escrito alertar a la comunidad internacional sobre a lo que a mi juicio tenia que hacerse en términos institucionales en Haití.
Transcurrido un año de este triste episodio de la historia haitiana, el tiempo se ha encargado de reconocerme la razón.
Hoy es mas calamitoso que nunca el drama haitiano, persiste la destrucción, los delincuentes siembran el terror, en los campamentos, robando, saqueando y violando a mujeres, niñas y ancianas, la inseguridad es creciente, todo esto ante la mirada incompetente de lo que mal se puede llamar autoridades haitianas, incapaces de proteger a sus ciudadanos.
Sobre esto señalamos que se debía aprovechar el momento para asumir totalmente el mando y junto a los haitianos de buena voluntad sin distinción reefundar el estado haitiano, como única solución a tan grave problema.
Por Dios no nos empeñemos en continuar ignorando la realidad, Haití podrá ser un país pero no un estado, los delincuentes son en gran medida los que dictan las reglas de juego allí, se impone la urgencia de adoptar medidas drásticas. Alguien tiene que imponer el orden, por si solo, Haití esta imposibilitado de hacerlo, es la comunidad internacional atreves de sus organismo correspondiente la que esta en capacidad de resolver la situación. Las pasadas elecciones o intento por elegir un nuevo gobernante en Haití reconfirma lo ante expuesto, este es un país inviable, asumamos el compromiso ahora, el mañana no existe para nuestro hermano pueblo haitiano.
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