martes, abril 21

Cultura Ciudadana



Listin Diario | "Opiniones"


Autora: Margarita Cedeño de Fernández
@Margaritacdf


Existe en la población una gran preocupación sobre el comportamiento cívico ciudadano que observamos cada día en las calles de todo el país. Muchas acciones negativas están envenenando la convivencia en sociedad, cuestión que es vital abordar para disminuir los índices de inseguridad y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos.

Lo cierto es que estamos rezagados en la construcción de norma social, es decir, en la regulación mutua entre los ciudadanos que permite establecer un sistema de comportamiento cívico en el que prime el respeto a las reglas sociales, a las leyes y al ser humano; por entender estos la dimensión de su comportamiento ciudadano y las consecuencias de ignorar las normas que regulan el accionar y la convivencia pacífica.

Según datos de la Policía Nacional, un alto porcentaje de los homicidios registrados en el país suceden entre personas que previamente se conocían. A esto súmele los feminicidios y actos de violencia intrafamiliar, los cuales, evidentemente, suceden en un contexto de familiaridad.


Por otro lado, el caos que persiste en el tránsito dominicano, además de ser el resultado de un entramado institucional que ha demostrado ser inoperante, alimenta y perpetúa un estado de ánimo negativo en las calles dominicanas. Seguimos siendo el país de las Américas con la más alta tasa de muertes en accidentes de tránsito, un indicador que no podemos aceptar.

La Cultura Ciudadana, como concepto, plantea que estas situaciones pueden ser solucionadas desde un abordaje cultural que busca el cambio de comportamiento, donde la educación y la presión social juegan un papel importante.

Se trata, como ha planteado la organización Visionarios por Colombia, de una “visión positiva de convivencia que contempla la tolerancia o el aprecio por distintos proyectos de sociedad, la no violencia, la capacidad de celebrar y cumplir acuerdos, el cumplimiento de la ley, la confianza o expectativa de cooperación de los demás y el interés y respeto por lo público”.

Para los nostálgicos, como es mi caso, se trata de volver a esa cultura de respeto que imperó por mucho tiempo en nuestros pueblos, donde todo el mundo se conocía y se respetaba, a un nivel tal, que el pueblo completo se consideraba parte de la familia y tenían, por ende, la responsabilidad de velar por el buen comportamiento de los demás.

En Bogotá, donde surge el concepto de Cultura Ciudadana, de la mano de su ex Alcalde y ex candidato a la Presidencia, profesor Antanas Mockus, quedó demostrada la efectividad de esta metodología. Se aplicaron soluciones de Cultura Ciudadana para abordar el despilfarro de agua en la ciudad, la reducción de homicidios, la seguridad vial, el desarme, el comportamiento tributario, la atención al ciudadano y la protección a la vida.

Esto se logró gracias a que se disponía de información suficiente sobre qué tanto conocen, aceptan y acatan los ciudadanos las normas básicas de convivencia, la actitud de los mismos hacia las normas sociales y la percepción que cada quién tiene sobre los comportamientos propios y ajenos. Con esta información, se procedió al diseño de herramientas que posibilitaron una mejor convivencia entre los ciudadanos.

Con el apoyo del profesor Mockus, hemos logrado traer al paíseste enfoque de Cultura Ciudadana. Mediante un profundo estudio estadístico, antropológico y cultural, logramos detectar comportamientos que laceran la vida en sociedad en nuestro país.

A partir del 27 de abril procederemos a realizar una consulta ciudadana, para que cada dominicano y cada dominicana haga valer su voz y nos indique cuál de esas situaciones considera debe ser abordada primero. Luego, acudiremos al compromiso de estos ciudadanos para que tomen acción ante estas situaciones.

La Cultura Ciudadana permite, como escribió María Inés Rodríguez sobre el caso de su implementación en Bogotá, “una mutación del concepto de ciudad” al que estamos acostumbrados, así como del “rol fundamental de la cultura” en las sociedades que están marcadas por violencia y desigualdad.

A eso debemos aspirar, a un cambio en nuestro concepto de ciudad, hacia uno que sea beneficioso a la salud, al bienestar y a la felicidad de sus ciudadanos. En este asunto, todos tenemos voz, pero también, todos tenemos un compromiso que asumir.

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